En el conflicto individuo-sociedad, que hay en muchas obras de Mihura, encontramos aquí la redención de una joven prostituta gracias al cariño de unas personas que ven en ella a un ser humano sin tener en cuenta las circunstancias en que ha vivido; esto es posible porque, aisladas de la vida ciudadana de Madrid, o asentados lejos de la capital, simplemente se dejan llevar por su inocencia y bondad a la hora de juzgar a Maribel.
El joven empresario Marcelino, tímido y con muy poco mundo, lleva a su casa a Maribel, una prostituta que ha conocido en una barra, creyendo que es una chica corriente que se ha enamorado de él. En la casa vive con su madre y su tía Paula, ambas igual de ingenuas y alejadas del mundo real.
El choque de realidades provoca una tenue hilaridad y mejores chispas humorísticas de la obra.
Doña Paula: Gorita Hernanz
Don Fernando: Alejandro Jimeno
Doña Vicenta: Mela Gil
Doña Matilde: Estrella Martínez
Marcelino: Rufino Bravo
Maribel: Puri Zapata
Don Luis Roldán: Ángel De Andrés
Rufi: María Duque
Pili: Ángela Armendariz
Niní: Carlota González
Don José: Jose Luis Pastor
Escenografía: Candilejas
Diseño de Vestuario: Candilejas
Espacio de Música: Eduardo Gutierrez
Diseño de Luces: David Plaza
Atrezzo: Candilejas
Dirección: Manuel Contreras
Dirección Artística: Miguel Contreras
Portavoz: Fuencisla de Arce
Apuntadoras: Amparo García/ Teresa Hernanz